Es un mito escandinavo que se remonta al siglo XVII. El muérdago era sagrado para los druidas y lo consideraban mágico porque permanecía verde todo el año. Esta planta cuenta con numerosas propiedades curativas y místicas.
Según la costumbre, el muérdago no podía tocar el suelo después de córtalo. Incluso podía permanecer en las casas durante todo el año para protegerlas de las tormentas (rayos) y del fuego.
De ahí nació la tradición de besarse bajo el muérdago, colgado en el umbral de una puerta. Si el beso se producía en Nochebuena, la chica besada encontraría el amor o conservaría el que tuviera. Hoy en día, se sigue pensando que realizar este ritual proporciona suerte y amor.
En la antigüedad le atribuyen cualidades fantásticas al muérdago de Navidad, porque creían que eran una especie única ya que sus raíces no tocan nunca la tierra.
La costumbre dice que se tiene que colocar cerca de la puerta de entrada para que no entren los malos espíritus. Por eso colócala en el recibidor, ayudará a crear un ambiente navideño y dará buenos augurios para todo el año.
Un año después el muérdago que se colocó en navidad debe quemarse el dia 13 de diciembre, y reponerlo por un muérdago nuevo y dejarlo en el mismo sitio durante un año, para repetir el proceso al año siguiente.
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